17 dic 2009

19 dias y 500 noches

Estou aqui apresentando um músico... Joaquin Sabina. A música em espanhol atual é muito pouco escutada no Brasil, e eu queria aqui deixar um músico de que eu gosto muito.



A primeira música que vou deixar aqui traduzida é "19 dias e 500 noites", e vai dedicada a todas as mulheres fortes que eu conheço.


19 dias e 500 noites


Nossa história durou
O que duram dois peixes de gelo
Em um uísque on the rocks.
Em vez de fingir,
Ou me espatifar uma taça de ciúmes,
Ela começou a rir.
De repente me vi,
Como um cão de ninguém,
Latindo às portas do céu.
Me deixou uma frasqueira com agravos,
O mel nos lábios
E geada no cabelo.

Tinham razão
Minhas amantes
Nessa história de que antes
O mau era eu,
Com uma exceção:
Esta vez eu queria querê-la
E ela não.
Portanto foi embora,
Me deixou o coração
Nos ossos
E eu de joelhos.
Desde o táxi,
E, fazendo um excesso,
Me atirou dois beijos...
Um pra cada face.

E eu regressei
À maldição
Da gaveta sem roupa,
À perdição
Dos bares de copos,
Às cinderelas
De oferta e de esquina,
E, por essas vendas
Do fino Laina,
Pagando as contas
De gente sem alma
Que perde a calma
Pela cocaína.
Me tornando louco,
Esbanjando
A bolsa e a vida
Eu fui, pouco a pouco
Dando-a por perdida.

E isso que eu
Para não acabrunhar com
Flores a Maria,
Para não assediá-la
Com minha antologia
De lençóis frios
E alcovas vazias.
Para não comprá-la
Com bijuteria
Nem ser o fantoche
Que vai a romaria
Com a confraria
Do Santo Reproche,
Tanto a amava
Que demorei em aprender
A esquecê-la, dezenove dias
E quinhentas noites.

Disse “oi e adeus”
E a porta bateu
Como um sinal de interrogação
Suspeito que assim,
Se vingava, através do esquecimento
O Cupido de mim.
Não peço perdão
Para quê? Se vai me perdoar
Porque já não lhe importa
Sempre teve a testa muito alta,
A língua muito comprida
E a saia muito curta.

Abandonou-me
Como se abandonam
Os sapatos velhos,
Destroçou o cristal
Dos meus óculos de longe,
Retirou do espelho
Seu vivo retrato,
E fui tão toureiro
Pelas ruelas
Do jogo e do vinho
Que ontem o porteiro
Expulsou-me do cassino
De Torrelodones.
Que pena tão grande,
Negaria o Santo Sacramento,
No mesmo instante
Que ela me mandar.

E isso que eu
Para não acabrunhar com
Flores a Maria,
Para não assediá-la
Com minha antologia
De lençóis frios
E alcovas vazias.
Para não comprá-la
Com bijuteria
Nem ser o fantoche
Que vai a romaria
Com a confraria
Do Santo Reproche,
Tanto a amava
Que demorei em aprender
A esquecê-la, dezenove dias
E quinhentas noites.



14 dic 2009

Gente humilde

Garoto - Vinicius de Moraes - Chico Buarque/1969 




Gente Humilde




Hay ciertos días
En que pienso en mi gente
Y siento así
Mi pecho apretarse
Porque parece
Que ocurre de repente
Como un deseo de vivir
Sin darme cuenta
Igual que como
Quando paso por el suburbio
Yo muy bien
Viniendo de tren de algún lugar
Y entonces me da
Como una envidia de esa gente
Que va en frente
Sin tener con quien contar
Son casas simples
Con sillas en la vereda
Y al frente
Escrito encima que es un hogar
Por el balcón
Flores tristes y baldías
Como la alegría
Que no tiene donde apoyarse
Y entonces me da una tristeza
En el pecho
Como un despecho
De no poder luchar
Y yo, que no tengo fé
Pido a Dios por mi gente
Es gente humilde
Que ganas de llorar.





Cuando en 1961, Baden Powell mostró a Vinicius de Moraes el tema musical del guitarrista y compositor Garoto, la canción ya tenía título y hasta una letra hecha por un poeta de Minas Gerais que nunca se identificó:

En un suburbio apartado de la ciudad
Vive Juan y la mujer con quien se casó
En una choza donde la felicidad
Golpeó la puerta, fue entrando y allí quedó
Y, a la nochecita, alguien pasa por el camino
Oye a lo lejos los gemidos de una guitarra que acompaña
La voz de Rita en una canción doliente
Es la voz de la gente humilde que es feliz

En 1969, en Roma, mientras aguardaba el nacimiento de su ahijada Silvia Buarque, el poeta Vinicius mató dos conejos de un golpe: colocar nueva letra a la melodia de Garoto y tener como co-autor el compadre Chico, que ya había puesto letra en tres canciones con Tom Jobim, lo que le provocaba un poco de celos. La letra quedó lista en una noche. Quedaba el problema de la co-autoría. Vinicius pidió al amigo que diera una “arregladita” en la letra. Chico escribió los versos “por el balcón, flores tristes y baldías, como alegria que no tiene donde apoyarse”, inmediatamente encajados en el texto por el poeta – que se apresuró a comunicarle a Tom que Chico ahora era tembién su co-autor.
La canción, incluida en el cuarto LP, se tornó un éxito tan grande que aún algunos “chicófilos” llegaron a creer que se trataba de algo de su autoría. Un famoso teólogo dedica a “Gente Humilde” tres páginas de un artículo para analizar aspectos de la cultura humanista y cristiana en la obra de Chico.

André Midani, director de la grabadora Phillips, dijo a Chico que las cosas en Brasil estaban mejorando. Nada más no explicó para quién. Durante 1969, período en que Chico estuvo en italia, continuaron las censuras. Caetano Veloso y Gilberto Gil, después de la prisión, se exiliaron en Londres. En abril, la dictadura jubiló peremptoriamente a Vinicius de Moraes, las denúncias de tortura de presos políticos provocaron incluso un pronunciamiento del papa Paulo VI; la respresión a las manifestaciones condujo al recrudecimiento de las acciones armadas; en agosto, el presidente Costa e Silva fue victimado por ina isquemia cerebral, y una junta militar asumió el poder, impidiendo la ascensión del vice-presidente Pedro Aleixo; en septiembre, el Congreso, reabierto, eligió al general Emilio Garrastazu Médici, el tercero presidente del régimen militar. Y, para completar, el Acto Institucional Nº 14, del 5.9.1969, estableció la pena de muerte, “en nombre de la garantía del orden y de la tranquilidad de la comunidad bbrasileña”

Aún así, Chico estaba decidido a volver. Vinicius le aconsejó que lo hiciera “con ruido”. Y así lo hizo. En 20 de marzo de 1970, Chico, Marieta y Silvia llegaron juntos al Aeropuerto de Galeao, siendo recibidos por amigos, fans, la Hinchada Joven del Flu, banda de música y todo lo demás, mostrado por la televisión. Y el “ruido” continúa con el lanzamiento de un disco, un programa en la TV Globo y show en el pub Sucata.
En seguida se dio cuenta de que para él y millones de brasileños, las cosas no habían mejorado. Grabadoras y productoras de espectáculos eran obligadas a someter previamente las letras de las músicas a la censura. Las redacciones de los diarios pasaron a convivir con la presencia constante de los censores. Vivian el ufanismo que antecedió la conquista del tricampeonato mundial de fútbol, en México, en 1970. Radios ejecutaban hasta la exhaustitud “pra frente, Brasil”, de Miguel Gustavo, y “Yo te amo, Brasil” de la pareja “Dom y Ravel”. Autos exhibian autoadhesivos como “Brasil! Ámalo o déjalo” e incluso el amenazador “Brasil! Ámalo o muere”
La respuesta de Chico a lo que vio y no le gustó fue la canción “Apesar de você”, que él considera una de sus pocas músicas realmente de protesta.


Texto extraído de “Historia das Cançoes – Chico Buarque” del autor Wagner Homem.
Visite el Website del libro: www.historiasdecancoes.com.br



Retrato em branco e preto

Tom Jobim - Chico Buarque/1968




Retrato en Blanco y Negro


Ya conozco los pasos de este camino
Ya sé que no va a ningún lugar
Sus secretos sé de memoria
Ya conozco las piedras del camino
Y sé también que allí yo solo
Me voy a quedar, tanto peor.
Qué es lo que puedo contra el encanto
De ese amor que niego tanto
Evito tanto
Y sin embargo
Vuelve siempre a hechizarme
Con tus mismos tristes viejos hechos
Que en un álbum de fotos
Insisto en coleccionar
Allá voy yo de nuevo como un tonto
A buscar el desconsuelo
Que cansé de conocer
Nuevos días tristes, noches claras
Versos, cartas, mi rostro
Aún vuelvo a escribirte
Para decirte que eso es pecado
Traigo el pecho tán marcado
De recuerdos del pasado
Y tu sabes la razón
Voy a coleccionar un soneto más
Otro retrato en blanco y negro
A maltratarme el corazón.



La canción de Tom Jobim, hecha en 1965 se llamaba “Zíngaro” – porque Tom, viviendo en los Estados Unidos, se sentía como un gitano – y ya había sido grabada en el LP “A Certain Mr. Jobim”, con la participación del arreglista alemán Claus Ogerman. Tom entregó a Chico diversas músicas de ese álbum, y la primera letra que salió fue “Retrato em Branco e Preto”.
En los inicios de los trabajos conjuntos, estimulada por Vinicius de Moraes, Tom poco opinaba, lo que vendría a ocurrir con mucha frecuencia cuando el tiempo y la intimidad lo permitieron. Chico atribuyó la benevolencia y tolerancia iniciales al paternalismo del maestro, que quería motivar al joven letrista. Aún así hubieron discusiones.
Cuando el Quarteto en Cy estaba a punto de grabar la canción, Chico decidió cambiar la expresión “pecho tan marcado” por “pecho cargado”, y explicó al co-autor que “tan” había sido una muletilla para completar las sílabas de la canción. La alteración fue aceptada, pero en seguida el maestro le telefoneó pidiendo mantener la versión original, porque “pecho cargado” tenía también la connotación de tos. Chico cedió.
En otra ocasión, Tom habría dicho a Chico que nadie dice “retrato en blanco y negro”, y que la expresión tendría que ser “negro y blanco”*, a lo que Chico habría respondido: “Entonces está bien. Queda así: “voy a coleccionar más un tamanco / otro retrato en negro y blanco”. Frente a un zapatazo tan convincente, Tom aceptó que quedara así.

Nota del traductor: En portugués, la expresión “blanco y negro” es “negro y blanco” (preto e branco)

Texto extraído de “Historia das Cançoes – Chico Buarque” del autor Wagner Homem.
Visite el Website del libro: www.historiasdecancoes.com.br



Bom Tempo


Chico Buarque/1968


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Buen Tiempo




Um marinero me conto
Que la buena brisa le sopló
Que por ahí viene buen tiempo
El pescador me confirmó
Que un pajarito le cantó
Que por ahí viene buen tiempo
Trabajo duro toda la semana
Sino, pregúntale a Joana
Que no me deja mentir
Pero, finalmente es domingo
Naturalmente me vengo
Y voy a esparcirme por ahí.



En el compás del samba
Yo escondo el cansancio
Joana debajo del brazo
Cargadita de amor
Voy y voy
Por la carretera
Que termina en una playa dorada
Que da ganas de no hacer nada
Como la naturaleza mandó.
Voy satisfecho,
Alegría golpeándome el pecho
La radio contando perfecto
La victoria de mi tricolor.
Voy que voy
Allá muy alto
El sol caliente me lleva a los saltos
Al lado contrario del asfalto
Al lado contrario del dolor


Un marino me contó
Que la buena brisa le sopló
Que por ahí viene buen tiempo
Un pescador me confirmó
Que un pajarito le cantó
Que por ahí viene buen tiempo
Ando cansado de la lucha
Preocupada, corrida, marchita, golpeada
De los días míos
Una vez más en la vida
Yo voy a vivir
La vida que yo pedí a Dios.


11 dic 2009

El Corso Triste de la calle Caracas

O Bloco Triste da Rua Caracas
Alejandro Dolina




De acordo a uma difundida lenda, o Carnaval foi alguma vez uma festa popular, com pessoas fantasiadas, música, dança, brincadeiras e blocos. Na verdade, custa acreditar em semelhante coisa. Como queira que seja, a lendária gesta já morreu. No entanto, como silenciosos quartos vazios, restaram certas datas do folhetim às que a teimosia geral insiste em atribuir a condição de carnavalesca. Estes dias são usados, não já para festejar, mas sim para refletir e sentir saudades da ausência da festa. Trata-se como se vê, de um curioso destino: passar do entusiasmo à nostalgia, da paixão à meditação, da alegria à tristeza. Muitos espíritos taciturnos se comprazem com este estado das coisas e afirmam que a farra e a liberdade de outras épocas foram apenas um passo prévio e inevitável, cujo nobre fim cumpre-se agora, no exercício da lembrança.
Os Homens Sensíveis de Flores simpatizavam em certo modo com este critério. Para eles, o Carnaval não somente servia para seduzir senhoritas nas festas, mas também para pensar na passagem do tempo.
Pode-se afirmar sem cair na mentira que esta ilustre corja de malandros jamais conseguiu entender o sentido dos Carnavais.
Manuel Mandeb pensava que as pessoas ficavam contentes em virtude de algum acontecimento que todos conheciam menos ele. Seus amigos padeciam de um desconcerto do mesmo tipo.
Isto pode explicar a estranha conduta dos Homens Sensíveis nos blocos e nos bailes.
Durante um tempo se esforçavam por se sentirem alegres: dançavam, comiam lingüiça, punham máscaras, falavam com voz fininha e molhavam as damas com lança-perfume. Depois compreendiam que era tudo inútil e então iam a outros bailes, discutiam com os garçons, olhavam as orquestas, evocavam antigos carnavais e cantavam o tango “Siga o Bloco”. Já de madrugada maldiziam o Carnaval, se estacionavam nas esquinas desoladas e caçoavam dos caminhantes que voltavam às suas casas.
Mas numa tarde de verão, Manuel Mandeb teve uma inspiração genial. Teve a idéia de organizar todos os anos o Bloco Triste da Rua Caracas.
Tratava-se de uma idéia interessante: Mandeb pensava que nos carnavais vulgares todos dissimulavam a tristeza fantasiando-se de pessoas alegres. Seu projeto consistia em adotar fantasias e atitudes melancólicas para ver se atrás delas se instalava a alegria.
“Se sob o sonoro riso do palhaço se adivinha sempre uma lágrima, é possível que encontremos um sorriso se tiramos nossas caretas de vítimas”.
Se o propósito de Mandeb foi conseguir um clima de pesar, devemos dizer que conseguiu. O Bloco Triste da Rua Caracas era francamente tenebroso.
Todas as luzes estavam apagadas. Os assistentes deambulavam como sombras fingindo toda classe de sofrimentos.
Os blocos entoavam canções trágicas e tangos de Agustín Magaldi.
As fantasias eram penosas: de condenado à morte, de noiva abandonada, de jogador expulso, de devedor hipotecário, de vendedor de livros e de intoxicado.
Como o tempo, o Bloco Triste foi-se fazendo mais ambicioso e complexo.
Jorge Allen, o poeta, começou a escrever versos carnavalescos com pretensão literária.
“Se parliamo’ do destino borom bom bom... Quem conhece seu caminho? Borom bom bom... ninguém pode contra a sorte, a última carta é a da morte borom bom bom borom bom bom”
Os rapazes tristes de outros bairros se aproximaram pouco a pouco e logo circularam carroças de folhas secas e automóveis com as janelas fechadas.
No terceiro ano, constituiu-se um júri e se realizaram concursos e torneios.
Os blocos tiravam faíscas para ver qual era o mais deprimente. Os Lonjipietros da Desilusão, dos Decrépitos do Amanhã, e Faíscas de Solidão foram as agrupações mais renomadas.
As rainhas do bloco eram belíssimas, mas inacessíveis e perversas. O prêmio anual de máscara solta sempre foi ganho pelo mesmo individuo. Referimo-nos, lógico, ao célebre ator Eladio del Prado, quem não tinha rival na técnica da caracterização.
Suas primeiras fantasias foram simples. Uma noite apareceu fantasiado de escravo persa e todos se condoíam de ver suas costas surcada de chibatadas e seu corvo envarado sob o peso de enormes correntes.
Depois, suas criações foram mais complexas. Um domingo foi ciclope e na manhã seguinte revolucionou o bairro todo procurando o olho que ele tinha tirado. Foi também mendigo escocês e as pessoas choravam ao vê-lo suportar a neve de Glascow na Rua Caracas.
Contam que Del Prado, entusiasmado com seu sucesso, resolveu continuar com suas fantasias todo o ano. Dizem que sua destreza crescia junto à sua crueldade. Uma noite de inverno, os Homens Sensíveis pularam de alegria ao ver reaparecer Tonio Berardi, o moleque que morreu em Paris. Organizaram uma grande festa, e no momento em que levantavam as taças para celebrar a sua ressurreição, Del Prado tirou o avental, lavou os joelhos, voltou a pôr cara de pessoa adulta e apareceu tal qual era. O russo Salzman esteve duas semanas de cama e Jorge Allen quase ficou gago.
O útlimo Carnaval do Bloco Triste, Eladio del Prado se fantasiou para sempre de lembrança e ninguém voltou a vê-lo no bairro do Anjo Cinzento.
A comissão organizadora do Bloco logo advertiu que a criação de Mandeb tinha interessantes possibilidades econômicas. Isto resulta um pouco surpreendente se lembramos da nula capacidade dos Homens Sensíveis para os negócios. De todas formas, é um fato que durante longos anos, os rapazes do Anjo Cinzento venderam papel picado. Empregaram a conhecida técnica que enriqueceu tantos mercaderes: na primeira jornada, as bolsinhas estavam cheias de papelzinhos brilhantes e imaculados. Quando a festa terminava, varriam o chão e voltavam a embolsar os papéis. Noite a noite, o produto ia ficando sujo e envilecia, até que na morte do Carnaval, as bolsinhas estavam cheias de terra, tampinhas de cerveja, balas a meio comer e outras porcarias. Alguns nostálgicos acreditam reconhecer ainda hoje, nos bailes de Vila del Parque, restos de papel picado primogênio que se vendia no Bloco Triste.
Para contribuir à penúria da assistência, Mandeb vendia lança-perfume cheios de lágrimas que – se acreditamos nos seus detratores – falsificava com água e sal.
Os Refutadores de Lendas, em seu caráter de Comparsa Racionalista, costumavam se aproximarem da festa da Rua Caracas para comprar briga. Todos lembram seus afinados versos: “Os Refutadores senhoras, senhores, chegam com seus ritmos e seus silogismos. Os desafiamos a expor suas ilusões e a confrontá-las com nossas refutações...”

As olímpicas razões do bloco encontravam muitas vezes contundente resposta e dentro de um clima polêmico e agudo, costumavam armar formidáveis brigas que – por certo – davam brilho e renome ao Bloco Triste.
Ano a ano, os Carnavais da Rua Caracas foram ficando mais divertidos. Naturalmente, isso provocou sua decadência.
Os Homens Sensíveis de Flores, ao observar a farra, compreendiam que o projeto inicial ia caminho ao fracasso.
A sóbria melancolia dos primeiros tempos ia cedendo lugar a sorrisos satisfeitos quando não a gargalhadas sem freio.
Ah!, - lamentavam – Carnavais eram os de antes!
E então contavam anedotas dos blocos de antigamente, austeros e silenciosos, comparando-os com a insuportável algaravia que tinham frente aos olhos.
Mas na realidade, a verdadeira essência do fracasso temos que buscá-la por outros rumos.
Como já dissemos, o que procurava Mandeb e seus amigos era um resto de alegria que devia aparecer ao tirar a máscara trágica.
E a verdade é que nunca encontraram tal coisa.
Cada vez que – com toda ilusão – abandonavam suas fantasias de atormentados, encontravam debaixo novos tormentos que, para piorar, eram reais.
Por isso, compreendendo que a felicidade não estava no Carnaval e talvez em nenhum lugar, os Homens Sensíveis dissolveram para sempre o Bloco Triste da Rua Caracas.
Hoje, quando a fama dos rapazes do Anjo Cinzento já encontrou seu túmulo nos ventos da Estação de Flores há – mesmo que poucos o adivinhem – centenas de blocos tristes. E são muito mais tristes do que o da Rua Caracas, pois sua tristeza é involuntária e seu propósito é a alegria.
Talvez chegou o momento de compreender que não nascemos para certas fanfarronadas. Que riam os brasileiros. Tenhamos, isso sim, festas e reuniões populares. Mas nao deixemos de ser quem somos. Se nossa estranha condigamo nos fez compreender o sentido adverso do mundo, agrupemo-nos para nos ajudarmos amigavelmente a suportar a adversidade.
Talvez os Carnavais de antigamente, tão sonhado pelos animadores do radio, não era mais do que isso: uma reunião de gente triste que procurava consolo.